
Dentro de la que el mismo Pogolotti llama su “segunda etapa social”, El intelectual es el resultado de un estricto proceso de depuración de los primeros óleos de su ciclo revolucionario. El pintor se concentra ahora en escenas únicas de un impacto inmediato.
La composición se ha vuelto más dinámica y elástica, con ritmos amplios y correspondencias sutiles. Las grandes formas se disponen con fuerza en un conjunto que Pogolotti quería cercano a la nobleza del clasicismo. El tema está extraído de vivencias propias: el intelectual en la encrucijada del ascenso del fascismo, formando parte de la conciencia cívica y de la orientación izquierdista surgida de la Revolución de Octubre, pero igualmente víctima del sectarismo y del dogmatismo. No obstante haber nacido de una situación particular, Pogolotti logra con esta obra un dramático símbolo lleno de monumentalidad y grandeza, cuyas lecturas pueden ser diversas. (R.V.D.)




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esto es el joven intelectual