Mi padre por vocación y necesidad se hizo cocinero desde muy temprana edad, cocinaba excelentes platos de comidas tanto saladas como dulces y también preparaba tragos deliciosos como el daiquirí.

En mi casa durante mi niñez nunca se compraban dulces, era mi padre el que se encargaba de hacer sabrosos, variados y ricos cakes o pasteles en todas las celebraciones familiares.

El objeto que traigo es una manga pastelera, utensilio esencial en la repostería para decorar y dar formas a cremas y otros elementos en pasteles y postres. Esta manga pastelera fue la que usó mi papá durante años en todos los cumpleaños de la familia (mi mamá, sus tres hijos y él) para elaborar deliciosos, bonitos y únicos cakes que decoraba con esta manga con mucho amor y creatividad. Todavía recuerdo la mano de mi papá sosteniendo con firmeza esta manga y con destreza adornar cada cake con diseños asombrosos, demostrando no solo su habilidad pastelera sino, su cariño hacia nosotros. Esta actividad se repetía tan frecuentemente en mi hogar que se convirtió en una tradición familiar, él trabajando y nosotros con la mirada atenta a su alrededor, donde se unió el deleite de saborear cada maravilloso pastel elaborado con tanto cariño.

Para mi esta manga significa, además de un bello recuerdo, un homenaje a mi padre y a su pasión por el arte culinario que endulzó nuestras vidas por muchos años.