
CAM-MNBA
El año 2011 inició un camino hacia la experimentación, readecuación e incorporación de nuevas metodologías, tópicos y modos de mediar con uno de los públicos más sensibles, exigentes y comprometidos con cada etapa histórica, política, cultural y social de nuestra nación. Profesores de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor tocaron las puertas del área de educación del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) para organizar recorridos especializados por las salas permanentes de los edificios de Arte Cubano y ArteUniversal para sus alumnos en aquel entonces, hoy, nuestra Comunidad de Adultos Mayores (CAM).
Talleres a pedido, experiencias que florecían en cada encuentro, creación, bienestar, vínculos, relaciones interpersonales, conexiones, intereses y preocupaciones comunes, espacios por conquistar, identificación, socialización, coexistencia, empatías, alegrías, familia y múltiples formas de habitar el Museo han consolidado la creación de la CAM-MNBA. Para todos los implicados durante casi tres lustros, el arte ha servido de puente entre el pasado y el presente y el lugar donde imaginar el futuro. Un espacio donde calar en los territorios personales e iniciar diálogos y nuevas formas de aprender y desaprender. Ha sido también un canal indispensable para la comunicación, mostrarse a sí mismos y conocer nuevos universos por explorar, descubrirse y reinventarse, así como compartir juntos algo tan valioso como es nuestro tiempo.
MI BODEGÓN
En las últimas décadas los procesos de educación y mediación en los museos han experimentado una significativa evolución para provecho de quienes se relacionan cada vez más con estos espacios; desde este punto de vista se crean vínculos importantes a niveles cognitivos y emocionales. La construcción de criterios propios, interactuar con el entorno museístico, las personas y las exposiciones, contribuyen al desarrollo de una experiencia personalizada. Es por ello que cada ejercicio de mediación en el Museo debe estar orientado a la creación de acciones y espacios para la exploración y la experimentación de nuevos significados y perspectivas.
En los meses febrero, marzo y abril, como parte del taller Mi Bodegón, la CAM-MNBA conoció de cerca la trayectoria y simbologías de uno de los géneros pictóricos de la historia del arte; de naturaleza variada, interpretativa, didáctica y creativa fueron estos encuentros. El especialista del área de educación y mediación, Ortelio Rodríguez Alba, en una amena presentación del tema abordó los antecedentes del género, desde las culturas antiguas como Egipto, Grecia y Roma, sus expresiones en la Edad Media y los siglos que le suceden, enfatizando en artistas representativos de los siglos XVI al XIX, hasta llegar a la modernidad. Los ejemplos de los períodos más contemporáneos ofrecieron otra visión y contextualización del género en obras con tratamientos más oníricos, escultóricos y fotorrealistas, restaurando y remarcando significados simbólicos propios del bodegón. Al mismo tiempo, se destaca un giro en la tradición bodeguística,con la persistencia del hiperrealismo en la actualidad, a través de numerosas obras en las que los artistas resaltan alimentos en primerísimos planos en alta definición.En las últimas tres décadas el bodegón se ha expandido más allá de los límites de un marco, con técnicas mixtas que emplean objetos reales, fotografías, videos y sonido. Las obras generadas en formato digital han expandido las técnicas y medios disponibles para los artistas de bodegones y con el uso de videocámaras los cuadros pueden, incluso, incorporar al espectador a su obra.
Junto a los curadores e investigadores de las colecciones de escuelas europeas atesoradas por el Museo, España, y Flandes - Holanda - Alemania, Manuel Crespo Larrazábal y Oscar Antuña Benítez, respectivamente, los participantes recorrieron las salas permanentes descubriendo e identificando elementos y simbologías propias de las naturalezas muertas, vanitas y bodegones presentes en estas colecciones.
Posteriormente, un momento de actividad plástica amplió sus miradas y potencialidades creativas. El profesor y mediador Omar Díaz Liria los condujo hacia el conocimiento de las normas y leyes que rigen la composición en una obra bidimensional con particular atención en la creación a partir de la superposición de elementos con formas planimétricas dibujadas y recortadas por los propios participantes. El respeto por la libre creación y elección de los componentes con los que trabajar les posibilitó mostrar una genuina forma de expresión personal, expuesta individualmente en la muestra que hoy inauguramos.
OBJETOS CON ALMA
Finalmente, otro ejercicio de mediación, aplicando la metodología de Sentir el Arte con una mirada antropológica―generada y empleada desde el Departamento de Servicios Educacionales de nuestro Museo Nacional―,fue la construcción de un bodegón colectivo con los archivos personales de los participantes en el taller, con el objetivo de acercarnos cada vez más a la CAM-MNBA y a sus historias de vida.Creado el espacio y el ambiente accesible,se favoreció la socialización de narrativas propias en un acto performático en el que, con objetos de alto valor biográfico y documental, se llegó a la conformación de una cartografía colectiva en la ejecución de la obra como mecanismo de reflexión de experiencias y contextos. Este acto de refuncionalización del objeto biográfico, efímero en el tiempo, pero perdurable en la memoria, estuvo centrado en quien comparte el relato y en sus antecedentes personales, familiares y socioculturales. De esta manera se construyó un vínculo aun más directo y personalizado con el espacio-museo y sus contenidos, como con las producciones artísticas más actuales en la que los objetos personales adoptan nuevos significados en un ambiente museístico.
Cuestionando las categorizaciones universales del género atendido en este taller y habitualmente interpretado como mera presentación de objetos inanimados, en este Mi Bodegón tuvimos la oportunidad de presenciar objetos con alma. Catorce historias de alto contenido afectivo y emociones latentes compartidas han sido captadas por el lente fotográfico y por la memoria audiovisual con el objetivo de archivar lo que pudiera ser imperdonablemente fugaz, formando parte esencial de esta exposición.La responsabilidad institucional en el diseño e implementación de programas de mediación cada vez más participativos, integradores, accesibles y con resultados de mayor alcance comunitario se dimensiona en la medida que nos adentramos con sólidos compromisos sociales, históricos y culturales en el tránsito por el siglo XXI.
Oramis López Cedeño
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